sábado, 7 de febrero de 2015

Teoría del semáforo (confesiones de una intrusa)

 Soy de esa clase de personas que ve símbolos en todas partes. Me gusta buscarle un sentido (por muy disparatado que sea) a todo. 
Por eso escribo esto.

Porque tengo una teoría.

No paro de escuchar a todo el mundo decir que el verde es “el color de la esperanza”. Sinceramente, a mí nunca se me había ocurrido darle ese color a la esperanza. Seguramente si estuviera en mi mano darle colores a los sentimientos, la esperanza sería blanca, no sabría decir por qué. Menos mal que no fui yo quien repartió los colores y las supersticiones, sino ahora mismo estaríamos todos comiendo helado de menta y chocolate a las doce de la noche porque “fomenta la producción de endorfinas y hace que apruebes los exámenes”, lo cual es casi cierto, ¿quién no está feliz con un helado? Mmmm… tal vez no se me de mal del todo esto de “crear supersticiones”. Pero, ¡por los dioses! ¡Me estoy yendo del tema! Yo venía aquí a hablar de los semáforos.

 El verde, según mis fuentes, es un color relajante y refrescante que induce a quien lo contempla sensaciones de serenidad, armonía, y un largo etcétera de sensaciones buenas. Está relacionado con la naturaleza, la vida, la buena salud y la fertilidad. Lo sano y lo natural, por eso se utiliza la expresión de espacios verdes para las zonas naturales y, ejem, verdes de las ciudades. (un ochenta por ciento de las personas que han leído esto han pensado inmediatamente en Central Park) Sí, vale, la palabra verde se utiliza para cientos de cosas relacionadas con la naturaleza y el cuidado medioambiental (un ochenta por ciento de las personas que han leido esto han pensado inmediatamente en Greenpeace)

Okay, todo ese párrafo de información ha sido muy interesante y todas esas cosas, pero pasemos a lo que me atañe realmente.
 El verde también está asociado a la juventud y a la inmadurez, ya que en la naturaleza, cuando una fruta está verde significa que aún no ha madurado. Creo que no hay mucho más que añadir a esta explicación.

¡Y la esperanza! ¡Oh, la esperanza! Aquí quería llegar. La idea de que la esperanza es verde viene de que está emparentada con la primavera y con la germinación de las semillas en esta estación. La primavera es renovación después de un tiempo de carencias. La esperanza es la luz después de la oscuridad.

¿Alguien aquí se ha leído El gran Gatsby? Yo personalmente lo hice hace demasiado tiempo y no lo recuerdo bien. Pero sí recuerdo una cosa: la luz verde que Gatsby observaba todas las noches a lo lejos, esa que procedía de la casa de Daisy. Creo que la luz verde es lo único que recuerdo con certeza de ese libro. Esa luz era para Gatsby todo lo que él quería y a lo que quería llegar y, una vez más, un largo etcétera. Efectivamente, la esperanza.

 Ahora. Mi forma de ver el color verde y la esperanza:
Ya estamos pensando en montones de objetos que representan la vida y la esperanza y todas esas cosas. Si habéis seguido leyendo hasta aquí y no me habéis mandado a tomar por culo ya, seguramente hayáis pensado en: árboles y plantas y los uniformes de la guardia forestal y Greenpeace… ¿Pero qué hay de los semáforos? Cuando la luz está verde, el coche (o el peatón, depende de por dónde lo mires) puede avanzar. No puedo evitar relacionar eso con la esperanza, por muy raro que suene. La luz verde del semáforo te da, valga la redundancia, luz verde para continuar avanzando y llegar así al lugar al que tienes que llegar (por no utilizar la palabra destino). Es, a mi modo de ver, la esperanza de llegar sano y salvo a tu sitio. Pero claro, no siempre que el semáforo se ponga en verde y podamos seguir avanzando será para llegar a un sitio bonito. Veo, en medio de todo este simbolismo, incertidumbre. Vale, sí, podemos avanzar, pero ¿qué nos espera allá donde vayamos? No podemos saberlo siempre.

Todo esto podría resumirse en que yo no pienso en que el verde represente la esperanza, yo no creo en ese tipo de supersticiones.
 Yo creo en el tipo de supersticiones que dicen que un semáforo en verde significa el camino que vas a seguir, el camino al cuál tienes acceso. Creo que significa también la esperanza, sí, pero la esperanza de que todo vaya bien en ese camino, de que serás capaz de llegar a tu destino… aunque pensándolo bien, ¿existe otro tipo de esperanza? No lo sé, eso ya sería desviarse demasiado del tema incluso para mí. ¿Qué más veo en un semáforo? La incertidumbre de ese camino para quien se adentra en calles nuevas, en lo desconocido.
 Podría seguir todo el día con esto, pero creo que ha sido suficiente por hoy. ¡Vaya! Me explayo demasiado.

 ¡Agh! ¡Qué cabeza, se me ha olvidado saludar!

¡Hola, comelibros! No se si esto os ha resultado a) sorprendente en el buen sentido, b) sorprendente en el mal sentido, c) desconcertante, o d) tan malo y aburrido que os ha dado ganas de clavaros una cucharita de té en la garganta.

Bien, bien, sea cual sea la respuesta estaré contenta con ella (sí, con la d también). Ahora supongo que debo presentarme. No, no soy vuestra querida Kate como habréis podido adivinar (o no).

Veréis, cuenta la leyenda que un día nació un ser extraordinario… fin. Ese ser soy yo, no hace falta saber más. Podéis llamarme R, como el zombie de la novela de Isaac Marion, y lo único que os hace falta saber de mí en este momento es que Kate está a menudo muy ocupada y me ha pedido ayuda para que cuelgue de vez en cuando algo en este blog con la intención de que haya de vez en cuando algo que leer para sus queridos retoños (esos sois vosotros). Para luego decir que no os cuida. Aunque, ahora que lo pienso, no se si ha hecho muy bien al dejarme a mí a cargo de esto… tal vez no os quiera tanto. En fin, ¿qué más os puedo decir de mí? Tengo un blog abandonado del cual uno no se puede fiar (ahora llega el momento SPAM) Este de aquí es mi sitio.

¡Oh! Y si en algún momento Kate se pone pesada con la saga de Percy Jackson, con los libros, con los personajes, con… todo. Si en algún momento se pone a fangirlear… os aviso de que es mi culpa. 
Ella es inocente.

Vale, hasta aquí todo. (ya era hora)
Seguramente me leáis por aquí de vez en cuando. No os alarméis,
solo será cuando Kate no pueda subir entrada.
Eso es todo de momento, supongo.



 El semáforo está en verde, es hora de seguir avanzando.

Excelsior

R.

4 comentarios:

  1. Hola! Bueno para empezar esta entrada ha resultado rara(?) me ha hecho pensar pero también me ha desconcertado. ¿Qué tiene que ver el semáforo, la esperanza, el color ver, el destino al que vamos al cruzar cuando están verde...? No sé creo que no lo has espeficicado mucho o es que yo soy corta de mente xD Por lo demás es una buena reflexión ya que yo pienso igual, ¿por qué el verde es la esperanza? ¿O el rojo el amor? Podría ser al revés digo yo. Un beso!

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    1. Jajaja, es lo que tiene R. Como digo, no he escrito yo la entrada pero he visto bien contestarte con mi manera de verla.
      Lo de las supersticiones de los colores era una visión suya del ¿Por qué tiene que asociarse este color a esto?
      En cuanto al semáforo, ella asocia esa señal con algo más allá de cruzar una carretera. Lo asocia con llegar a un destino, tener un lugar donde ir aunque no sepamos bien cuál es. Encontrar lugares nuevos y experimentar (todo ello metafóricamente, claro está) Espero haberte ayudado un poquito.
      Besos ^^

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  2. Holaa Kate te he nominado a un Booktag en mi blog : )
    http://iaccepttheloveithinkideserve.blogspot.com.es/2015/02/booktag-7.html
    Un besooo

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