Título: Ciudades de
papel
Autor: John Green
Saga: No
Editorial: Nube de
tinta
NºPáginas: 365
En su último año de instituto, Quentin no ha aprobado ni en popularidad ni en asuntos del corazón... Pero todo cambia cuando su vecina, la legendaria, inalcanzable y enigmática Margo Roth Spiegelman, se presenta en mitad de la noche para proponerle que le acompañe en un plan de venganza inaudito. Después de una intensa noche que reaviva el vínculo de una infancia compartida y parece sellar un nuevo destino para ambos, Margo desaparece dejando tras de sí un extraño cerco de pistas.
Sí, llego muy tarde
con la opinión de este libro pero es lo que pasa cuando estrenan la película y
tú aún no lo has leído a pesar de tenerlo un año en casa.
Creo que para
hablar de lo que esperaba de Ciudades de papel es necesario remontarse al
pasado año. Yo acababa de leer Bajo la
misma estrella, la obra cumbre de este autor, cuando descubrí que se
avecinaba una nueva publicación y me dije: tienes que leerlo (en realidad dije
que había que leer todos los libros publicados y por publicar de John Green,
pero no importa). Por ello lo compré y estaba deseosa de devorarlo cuando, de repente,
todo el mundo empezó a hablar de la novela y, para mi sorpresa, no favorablemente.
Se hablaba de un libro lento, pesado e incluso pedante en ciertas partes y esto
me quitó por completo las ganas, porque lo que yo esperaba era un Bajo la misma estrella 2.0 (gran error,
lo sé). De esta manera el tomo acabó acumulando polvo en mi estantería, mes
tras mes, hasta que finalmente llegó agosto, la película y me vi “obligada” a
leerlo. Y os prometo que no sé de dónde ha salido lo de lento, pesado y pedante.
A mi parecer el
gran error general con Ciudades de papel fue precisamente mi error inicial:
esperar que fuera, no tan bueno como Bajo la misma estrella, sino que FUERA
Bajo la misma estrella. Y debemos tener muy claro que estas dos historias son
completamente diferentes a pesar de estar escritas por el mismo autor. La
trama, ideas y principios que enseñan no son las mismas, y por ello no lo será
la manera de contar y desarrollar los hechos. Esto no significa que una sea mejor
que otra, simplemente son distintas. Y con esto concluyo la comparación con el
otro libro, porque me dije a mí misma que no lo leería ni valoraría en
comparación, sino como la historia que es.
Ciudades de papel
nos presenta la historia de Quentin, un joven de 18 años que está a un suspiro
de terminar el instituto. Es un adolescente ejemplar: buen estudiante, buen hijo,
buen amigo. Pero su mundo se ve totalmente sacudido cuando su vecina Margo -
aventurera, enigmática y un mito para muchos – entra por su ventana una noche
para pedirle que cumpla con ella una misión loca. Sin previo aviso, a la mañana
siguiente desaparece dejando una serie de pistas a Quentin que debe descifrar
si quiere llegar a ella.
La trama de este
libro se desarrolla en forma de una vertiginosa montaña rusa de emociones. Al
comienzo, la cosa atrapa. No se anda con rodeos para empezar la acción y los
personajes se van conociendo en pequeñas dosis repartidas por unas páginas
trepidantes. Pero conforme se produce la desaparición de Margo el ritmo va
disminuyendo. Hubieron momentos de esta segunda parte que se me hicieron algo
lentos y un poco pesados de leer, salvados por las bromas del trío protagonista
del que os hablaré ahora, pero tampoco nada para llamarlo desesperante. Y sin duda, esperando lo suficiente, estos momentos
se te olvidan cuando llega la tercera parte y la montaña rusa asciende y asciende
sin parar. Las sorpresas se agolpan y mantienen una tensión constante que me
atrapó por completo.
Ahora bien, quiero
hablaros de mis queridos Q, Radar y Ben. Estos tres individuos plasman una
relación de amistad y complicidad que me sacaba sonrisas a cada página. Los
tres se compaginan a la perfección, se adaptan a las necesidades de los otros
sin que haga falta pedirlo y los animan en los momentos más duros. Y ojo, no está idealizada en el sentido de
amigos perfectos que no se pelean nunca y se entienden como si fueran el otro.
Todos están
definidos a la perfección y cada uno desempeña una función tanto dentro de la
historia como de la relación que se construye. Me he reído a carcajadas, no
puedo negarlo, y me he emocionado con ciertos comentarios y momentos. Vamos,
que John Green ha sabido trasmitir lo que es una amistad de verdad.
Entre todos estos
diálogos, monólogos y pensamientos podemos encontrar una cantidad de
reflexiones que me han encantado. Todo lo relacionado con los estereotipos, las
prioridades de nuestras vidas o cómo tratar a los demás son algunos de los
temas más tratados con total sutileza. Es algo que adoro de John Green y sus
novelas.
El final me ha
dejado con ganas de más. No es exactamente abierto pero corta en una escena de
la que me hubiera gustado ver más desarrollo, aunque la última frase es
perfección en estado puro. Es posible que, en realidad, lo único que me pasara
era que no quería despedirme de esta historia tan pronto.
En resumen:
Ciudades de papel es una historia de la que he disfrutado muchísimo a pesar de
las malas críticas que había oído sobre ella. Tiene una trama peculiar llevada
por la mano de un maestro de las reflexiones sutiles, las que te calan hondo
sin apenas darte cuenta. Sin duda, lo mejor de la historia son los maravillosos
personajes que tiene, que consiguen cautivarte desde la primera página, y la
relación de amistad que estos presentan.
Holaaa *-*
ResponderEliminarA mi me gusto tanto la pelicula , como el libro.
Buena reseña
Besos de tu dragón ^^
Coincido contigo, no se puede comparar Ciudades de papel con Bajo la misma estrella, son historias completamente diferentes, que eso es lo que me encanta de John Green, todas sus historias son distintas y no tienen nada que ver. Yo he leído los dos libros y la verdad me quedo con Ciudades de papel, ha sido un libro que me ha dejado un buen mensaje y me ha hecho reflexionar sobre algunas cosas.
ResponderEliminarBesitos